
Coca-Cola es una empresa global reconocida por su amplia gama de bebidas refrescantes, comprometida con la innovación y la sostenibilidad en sus operaciones y productos.

Durante décadas, Coca-Cola ha dominado la visibilidad en tienda con refrigeradores rojos brillantes y presencia en anaquel. Sin embargo, el shopper moderno ya no recorre la tienda de forma lineal, ni decide en los mismos puntos tradicionales. La marca necesitaba romper la dependencia del refrigerador fijo, ganar movilidad, capturar la mirada del consumidor en zonas inesperadas y, al mismo tiempo, hacerlo con una solución ecológica.
El reto se resumía así:
Coca-Cola sabía que era momento de innovar en el piso de venta, no solo en comunicación o empaque. Y como dijo el CEO de la compañía, James Quincey:
“We’re building this business for the next century, not just the next quarter.”
También resonaba internamente otra frase clave de Quincey, una filosofía que se volvió guía del proyecto:
“Our purpose is clear: to refresh the world and make a difference.”
Este caso necesitaba demostrar exactamente eso: refrescar de forma distinta… y hacer una diferencia real en tienda.


Inspirados en la tecnología de exhibidores refrigerados del tipo Coolio Freshboards Open Top, se desarrolló un sistema único: un refrigerador tipo cubo rodeado por una estructura prearmada de cartón impreso (Freshboard).
Este formato no solo enfriaba: contaba una historia.
Y lo hacía mediante cuatro decisiones clave:
El cuerpo exterior se imprimió en cartón de alta calidad —reciclable, ligero y visualmente expresivo— combinado con detalles metálicos para reforzar estabilidad y elegancia. Esta estética híbrida transmitía modernidad sin perder robustez.
El módulo interno mantenía el producto entre 1 °C y 6 °C, la temperatura de consumo ideal para Coca-Cola. Pero la verdadera innovación era que ahora el frío podía moverse, viajar, estar ahí donde el shopper decide.
El exhibidor podía colocarse en zonas que suelen ser imposibles para un refrigerador tradicional:
El frío dejó de ser un mueble fijo y se convirtió en una herramienta estratégica de activación.
Para el comprador, la experiencia era directa: ver, desear, tomar.
Nada de buscar un refrigerador al fondo de la tienda. Coca-Cola estaba donde tú estabas.
El impacto fue inmediato. En las primeras semanas, los supermercados reportaron algo que describieron como “un punto de frescura inesperado”: los shoppers se detenían, miraban el exhibidor y tomaban una Coca-Cola casi como un reflejo espontáneo.
Los resultados más visibles fueron:
Los colores intensos del cartón, los acabados mate y brillantes, el brillo de las botellas de vidrio y la iluminación del módulo crearon un micro-escenario premium.
El QR en la cara frontal invitaba a conocer promociones y contenidos interactivos, ampliando la experiencia más allá del anaquel.
Al poder trasladar el exhibidor a distintos puntos del supermercado, Coca-Cola logró “seguir al consumidor” en lugar de esperar que el consumidor llegara al refrigerador.
El uso de cartón reciclable reforzó el mensaje ambiental sin sacrificar branding. Retailers lo interpretaron como una solución moderna, estética y alineada con las nuevas políticas de impacto ambiental.
Coca-Cola logró tener un exhibidor llamativo, ecológico, móvil y capaz de escapar del paradigma del refrigerador fijo.
En otras palabras: la marca redefinió cómo se ve, se siente y se consume la frescura dentro del supermercado.
Si buscas transformar la experiencia de compra en tu categoría y llevar tu marca al nuevo estándar de visibilidad, impacto y sostenibilidad, da el siguiente paso: apuesta por exhibidores refrigerados de cartón. Son el futuro del frío en el retail.