
Un vino tan especial que es protegido por el The Wine Legend

En el competitivo mundo del vino, la diferencia entre destacar y pasar desapercibido no siempre depende del sabor, sino de la experiencia que la marca ofrece en el punto de venta.Consciente de ello, Casillero del Diablo decidió transformar su presencia en los supermercados, y de la mano de AIM Worldwide, llevó la innovación al anaquel con una propuesta que combinó diseño, tecnología y conocimiento del shopper: el proyecto SmartShelf.
El pasillo de vinos en los autoservicios modernos se ha convertido en un campo de batalla visual.
Decenas de etiquetas compiten por atraer la atención del consumidor, haciendo que incluso las marcas más reconocidas deban repensar su estrategia de exhibición.
Casillero del Diablo enfrentaba un desafío doble:
Según el caso presentado por AIM Worldwide, el objetivo era claro: “resaltar los productos de Casillero del Diablo dentro del supermercado de una manera novedosa y atractiva”.

La respuesta fue la creación de una cabecera inteligente equipada con tecnología de reconocimiento facial y sensores de proximidad, una innovación pionera en la categoría de vinos.
El diseño combinó:
Así, la cabecera dejó de ser un simple soporte de exhibición para convertirse en un punto de contacto inteligente que atraía, informaba y medía.
Los resultados fueron inmediatos y notables.
La instalación de cabeceras inteligentes permitió a Casillero del Diablo diferenciarse de la competencia y, al mismo tiempo, obtener datos en tiempo real sobre el comportamiento del shopper.
De acuerdo con AIM Worldwide, la tecnología 3D y el reconocimiento facial ayudaron a:
En términos cualitativos, la visibilidad de la marca aumentó significativamente, generando una experiencia más envolvente y moderna para el consumidor.
El caso Casillero del Diablo ofrece valiosas lecciones para cualquier marca que busque evolucionar su presencia en retail:
El proyecto SmartShelf de AIM Worldwide para Casillero del Diablo demuestra que la verdadera innovación no siempre está en el producto, sino en cómo se presenta y cómo se mide su impacto.
Cuando una marca logra que su espacio físico no solo muestre producto, sino que observe, aprenda y reaccione, el punto de venta se convierte en un activo estratégico y en una fuente de conocimiento continuo.
En un mercado donde la experiencia lo es todo, Casillero del Diablo ha sabido brindar una lección esencial: en el retail moderno, el anaquel ya no es un lugar para exhibir, sino un lugar para conectar.
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